Continuamente estamos viendo como se lanzan multitud de títulos al día que hacen crecer a la industria del videojuego. Pocos son los que se hacen notar o mantienen ese punto diferenciador que los hace, de alguna manera, únicos. Es difícil crear o reinventar un género cuando parece que todo esté inventado, y por ello el apartado visual o la jugabilidad juegan siempre un papel fundamental. La obra Machinarium, del estudio checo Amanita Design, es un buen ejemplo de creatividad y de cómo dotar a un videojuego para que este sea claramente reconocible al primer golpe de vista. Creo que no exagero cuando digo que este es uno de los mejores indie´s que he podido jugar en mucho tiempo.
Un apartado visual único
Como decía, hay juegos que son rápidamente reconocibles al primer golpe de vista. Con Machinarium, el efecto se cumple a la perfección. Gracias en parte a un apartado visual muy atractivo, he sentido en todo momento la necesidad de seguir jugando y de descubrir el siguiente escenario que me esperaba. Me gusta hacer hincapié en que estos estudios, con menor presupuesto, tienen en proporción menos recursos como es lógico. Y es aquí donde el verdadero talento sale a relucir, potenciando mucho más los proyectos como este.
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A lo largo de sus diferentes pantallas, se hace patente la sensación de estar presenciando un cuadro diferente a cada vez. Todo parece haberse dividido en diferentes lienzos sobre los que los desarrolladores plasman estos entornos de apariencia «industrial». Estos a su vez conforman un universo de fantasía y hojalata, a través del cual tendremos que ayudar a nuestro protagonista a superar todo tipo de rompecabezas. Sin duda estamos ante un apartado artístico que es preciosista a su manera, y que seguro no dejará a nadie indiferente.
Sonido y textos
Si su apartado visual ya está cuidado y detallado, tampoco lo está menos su banda sonora. Es curioso como al principio, esta puede pasar desapercibida, pero con el tiempo he ido apreciando la aportación que hace a la aventura. Estamos hablando de un videojuego basado en sus rompecabezas, con un ritmo muy pausado, y las melodías se adaptan muy bien a ello. Al cambiar de escenario o al resolver incluso parte de algún puzle, se activan efectos y pistas diferentes. Esto hace que siempre tengamos la impresión, como debe ser, de estar avanzando, de descubrir algo nuevo que tenga un efecto tanto en la partida como en el usuario. Todo ello sin resultar molesto, con el tono justo para acompañar al juego en su justa medida.
Poco podemos abarcar en cuanto al texto se refiere. Podría decirse que es otro apartado más que, precisamente por su ausencia, hace diferente también a este videojuego. Todo lo que vamos a presenciar a lo largo de nuestras partidas estará dedicado exclusivamente al gameplay y a su apartado artístico. Incluso cualquier mención relacionada con los puzles se muestra mediante escenas o dibujos incrustados en «bocadillos». Lo que sí podemos confirmar es que cuenta con traducción al español, algo que viene bien para controlar los menús. Unos menús muy discretos que solo aparecen al desplazar el puntero por la parte superior e inferior de la pantalla.
Jugabilidad
Desde un principio, Machinarium deja claro al jugador lo que se va a encontrar a lo largo de la partida. Es muy directo en este sentido, y no se anda por las ramas con introducciones o cinemáticas. En el minuto uno, a modo de tutorial por así decirlo, ya estaba resolviendo mi primer rompecabezas. Y es que estos rompecabezas son algo más que un añadido, son el alma del videojuego en sí mismos.
Cada pantalla es un nuevo puzle que resolver, por lo que si es uno de vuestros géneros favoritos, os adelanto que lo vais a pasar en grande. Si sois por otra parte, de esos que no tienen la menor paciencia, os lo desaconsejo por completo. Independientemente de lo vistoso que pueda ser, hablamos de un juego de nicho. Es decir, que cuenta con un público minoritario pero que sabe lo que quiere.
Yendo al grueso del asunto, sus controles me sorprendieron un poco al inicio. Ni para bien ni para mal, más bien se basa en un manejo muy diferente a lo que acostumbramos. Personalmente, me ha recordado a aquellas míticas aventuras gráficas de PC, como son los Runaway, por citar alguna. Y lo digo sobre todo por el desplazamiento del protagonista. Con el analógico izquierdo podemos ir experimentando con el escenario, que gracias a los distintos iconos del puntero, muestra las acciones que se pueden llevar a cabo.
Atención al más mínimo detalle
Cuidado, no todo será tan reconocible, pues es aquí donde se complican los rompecabezas. Estos son realmente inteligentes, y aunque una vez resueltos pueden parecer obvios o simples, requieren una gran atención a los detalles. He pasado bastantes minutos indagando en ellos, y casi siempre se me pasaba ese ítem que, aun estando a la vista, se camufla a las mil maravillas, pasando totalmente desapercibido. Si os veis muy atascados en un momento dado, el juego proporciona en cada pantalla una pista con la que guiarnos. A veces, por desgracia, son pistas genéricas y muy obvias que ya se han reconocido desde el principio, pero otras pueden servir de mucha ayuda para seguir adelante.
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Duración
Puede llegar a ser engañoso el tomar la duración de este videojuego en función de mi partida. Por muy acostumbrado que alguien esté a este tipo de mecánicas y puzles, resolverlos no es siempre tan fácil para unos ni tan difícil para otros. ¿Qué quiero decir con esto?, pues que la obra de Amanita Design puede tener unas horas de juego que varíen en función de cómo se de el caso con cada jugador.
Para que os hagáis una idea, la aventura del estudio checo os llevará entre 3 y 4 horas en circunstancias normales, pero como digo, hay pantallas que se atragantan más que otras. Esto suele ocurrir con todos los videojuegos, pero creedme que aquí se acentúa más. Lo que sí os puedo asegurar, es que si recurrís a guías para completarlo estaréis perdiendo realmente el tiempo y la gracia del título. La recompensa, es la satisfacción de superar cada puzle.
Conclusión
Creo que con Machinarium, los usuarios deben tener claro lo que busquen. Lo poco que conocía de esta obra antes de jugarla, era su bonito apartado artístico. No obstante, una vez lo juegas, te das cuenta de que hay a quienes se les puede atragantar.
En mi opinión, la idea está ejecutada de una forma muy inteligente, y es comprensible que algunos usuarios se vean atraídos por lo vistoso de su propuesta. Sin embargo, su jugabilidad basada en rompecabezas y el manejo mediante el puntero, pueden ser motivo de sentencia para aquellos que no acostumbren a adentrarse en este tipo de aventuras.
Por contraparte, ese nicho de jugadores que conocen el género, sin duda tienen ante sí un desafío. El cual hará las delicias de buena parte de ellos. La banda sonora y un precioso apartado visual, completan un conjunto muy atractivo para aquellos que sepan ser pacientes y disfrutar de la propuesta de Amanita Design. Jugar, es también saber apreciar a pesar del gusto personal.
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Acerca del autor
He viajado a mundos que jamás creeríais, acabado con enemigos que escapan a todo misticismo. He sentido mi pulso acelerarse con cada batalla, y el suspiro de quien sabe que tendrá que volver a levantarse. Siempre hay un villano esperando y una aventura a la vuelta de la esquina.